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337- Millonario arruinado

¡Con lo que llegó a significar mi nombre!

Mencionar a Oscar Arenas Larios en las tertulias del Círculo Ecuestre era levantar cejas y desencadenar susurros. Ahora, con mi fortuna embargada y mi destino marcado, referirse a mí solo debe provocar suspiros… en el mejor de los casos.

A diferencia de toda esa corte de suspiradores,  yo sí sé lo que es merecerme mi fortuna. Trabajé de lo lindo para conseguirla. De hecho, participé durante más de un año en el glorioso ascenso de una agencia multinacional, en la multiplicación de sus dividendos, en la gestión de su talento…

Sin embargo una serie de decisiones injustas y algunos disparates de los que se me responsabilizó consideraron que mi juventud me incapacitaba para ser accionista y caí en desgracia. Ya no había crédito para mis proyectos. Primero tuve que hipotecar la casa de Saint-Tropez y luego venderlo. Las necesidades de liquidez se multiplicaban y pronto el chalé de Baqueira corrió un destino similar. Lo peor fue el Palacete en la costa Dorada, aunque todo el mundo cree que me sentó peor deshacerme del Maseratti. ¿Pero, para qué quiere uno un Masseratti si ya no puedo ir a la masia del Empordà?

Ahora, a modo de protesta simbólica (porque salir a la calle con una pancarta o acampar me parece sumamente vulgar) estoy escribiendo la misma carta reivindicando mi reputación día tras día. Pretendo demostrar que mi motivación, mi disposición y mi ambición no merecen el trato injusto que he recibido por parte de la sociedad. Y, por supuesto, es una especie de provocación porque aún no me han podido embargar la biblioteca familiar en Sant Cugat.

No soy un inepto en absoluto y argumentos sobran para demostrarlo. Empezando por mi licenciatura en publicidad y terminando por mi portafolio de inversores, pasando por mi máster… Podría estar horas enumerándolos. Pero creo que mis detractores se desacreditan solos.

Estoy dispuesto a conceder entrevistas y a escuchar propuestas para entrar en un nuevo consejo de administración o ser el gestor de un fondo de inversión. Hay que cobrar dividendos como sea. Mientras tanto, escribiré. Que a pesar de llevar tiempo dictando cartas a mi secretaria ahora he descubierto que escribirlas yo tampoco se me da tan mal. Hasta podría trabajar de eso. Aunque ser asalariado es rebajarme. ¡Con lo que yo he sido!

Una propuesta de Sonia del Olmo

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332- Conspiración histórica*

Me llamo Oscar Arenas Larios, soy profesor de história de la redacción creativa en la Universidad Autónoma de Barcelona y cuando alguien lea esta nota posiblemente yo ya estaré muerto. Llevo un año ocultándome y siento que su amenaza se cierne sobre mí.

He mandado 332 copias de esta carta y de mis investigaciones cifradas con distintas claves a académicos y eruditos entre los que usted se incluye. En ellas he realizado un hallazgo que cuestiona nuestros cimientos no ya como civilización, sino como especie. Desde que me licencié, jamás había sentido una responsabilidad tan grande de dar a conocer mis hallazgos.

Me honra y a la vez me llena de pavor comunicarle que lo que muchos han tachado de cuento de niños y de delirio de juventud es una verdad comprobada: existe una conspiración oculta que implica el Vaticano, Shangri-La, la Reserva Federal Norteamericana y el Jardín del Edén. Y el objetivo de dicha conspiración no es otro que hacernos creer que estamos obligados a desperdiciar nuestra creatividad trabajando.

El tiempo juega en nuestra contra, así que lo prioritario es que usted ponga a salvo mis documentos. De momento, yo le voy a resumir las pruebas que incluyen. Para empezar, el Jardín del Edén descrito en la Bíblia existió y es posible situarlo en Iraq, gracias a unas rarísimas formaciones geológicas apreciables visibles desde el aire… Por lo visto uno de los fines de la Guerra de Iraq habría sido hacerse con el control de esos relieves y silenciar su existencia. Aunque la veracidad del mito del Jardín del Edén reforzaría increíblemente al Vaticano, este es uno de los miembros más antiguos de la conspiración para ocultarlo. Pues el Jardín del Edén implica abundancia material infinita y eso significa el abandono de toda necesidad de trabajo.

Todo esto fue publicado por un jovencísimo alumno de mi máster y su vida quedó segada en un misterioso accidente automovilístico. Tan misterioso que mi alumno iba solo en el coche sin saber conducir. Después de avalar sus trabajos, mi vida cambió radicalmente pero decidir seguir su línea de investigación pese a comprometer mi vida y la de los que me rodean. A las pocas semanas del trágico accidente, gracias a unos profesores visitantes puse a prueba las tesis de mi malogrado pupilo y descubrí que había unos curiosos errores de traducción en la Biblia, a raíz de un supuesto dialecto del arameo. Así frases bíblicas como «Te ganarás el pan con el sudor de tu frente» significarían algo así como «Te ganarás el pan sin sudor, yendo de frente» o «El trabajo santifica» seria «El trabajo sacrifica».

Básicamente, durante siglos las élites económicas que han gobernado la humanidad se habrían guardado para sí los privilegios edénicos y habrían creado el mito del Pecado Original para privarnos de ellos al resto. Aunque el antiguo Jardín del Edén ya es inhabitable, existen más lugares como el en la tierra: primero los griegos y los romanos disfrutaron de su paraíso en la Atlántida, luego los árabes lo hicieron en Shambala, más tarde el Vaticano se hizo con el control de El Dorado, y ahora el destino de la fuerza de trabajo mundial se rige y manipula desde Shangri-La bajo la influencia de la Reserva Federal Norteamericana.

¿Qué oscuros intereses habrían convertido el trabajo en algo necesario? Simple y llanamente: el trabajo enriquece más al que lo paga que al que lo realiza. Este es el único motivo. Lo conozco de primera mano porque he pasado un año y cuatro meses investigando esta oscura élite y en ocasiones he hablado con emisarios directos de Shangri-La, tal y como documento en mis informes.

Deseo que comprenda la transcendencia de mi hallazgo y que, en nombre de la verdad, lo comunique a los medios, que conceda entrevistas, que haga uso de su posición para defender la humanidad del parásito más longevo de todos: su propia avaricia. Le propongo que siga investigando en la dirección que crea conveniente para respaldar estos hallazgos. Piense que hasta ahora usted ha estudiado la historia… y lo que le pido ahora es que sea parte de ella.

Espero que esté a la altura de su responsabilidad,

Profesor Oscar Arenas Larios

*Es decir: El código Da Vinci y todos sus imitadores.

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330- Náufrago

A quién pueda leer esta carta,

Me llamo Oscar Arenas y servía como redactor creativo en en el carguero Ogilvy-1 en la ruta Barcelona-Cannes que naufragó en algún punto del Mediterráneo Occidental. Desconozco el destino de mis compañeros y de la carga, aunque parte de ella (botellas de diversa índole y material de oficina) ha terminado junto a mí en este islote en el que ya he pasado 330 días. Puedo llevar la cuenta exacta de mi aislamiento ya que cada día lanzo al mar un mensaje de socorro en una botella. Lo escribo siempre de una forma distinta y lo arrojo al agua desde un punto diferente de la costa, ya que no tengo forma de saber dónde me encuentro ni dónde llegará mi mensaje, si es que por ventura llega a algún sitio.

En esta situación de incomunicación forzosa, mis estudios, mi licenciatura, mi máster o mi experiencia a bordo sirven de poco. La supervivencia en este trozo de tierra es un milagro cotidiano y pronto solo tendré acceso a lo que pueda pescar. Confío en las palabras pues estaba acostumbrado a sustentarme con lo que escribía, y tengo fe en que las cartas que le escribo al mar me sacarán de aquí algún día… Mi única duda es si seguiré vivo para entonces. Pensaré en mi gran motivación para mirar al horizonte cada mañana: mis ganas de vivir de nuevo en sociedad, de trabajar y subsistir sin tener que disputarle mis alimentos a la naturaleza.

Si alguien sabe dónde me encuentro le agradeceré eternamente que dé a los servicios de salvamento creativo de la agencia más cercana las instrucciones oportunas para iniciar mi rescate. Por mi parte, me es imposible precisar mi localización. Yo solo puedo seguir escribiendo cartas de todas las formas posibles.

Gracias por leerme y ayudarme.

Una propuesta de Sonia del Olmo

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308- Hay vida extraterrestre

Este es un mensaje en nombre de los Seres Oscar de Arenas, el satélite del planeta Larios, a la civilización semiavanzada del cuadrante intergaláctico 308. Sabemos de vuestra existencia porque interceptamos vuestras sondas en los confines de lo que denomináis Sistema Solar.

Nuestro hábitat quedó destruido por una supernova y los supervivientes nos refugiamos en distintas estaciones científicas de nuestros cuadrantes. Con toda probabilidad, vuestros mecanismos de observación han detectado la alternación que nos ha puesto en peligro en lo que vosotros llamáis la galáxia L.PUB-2012, alrededor del clúster Ps1.Cre4.

Hace no mucho, una de nuestras colonias con más posibilidades de prosperar fue expulsada de los dominios de los Ogilvyanos y, aunque nuestra motivación, combustible y capacidad científica nos permitirán seguir buscando durante mucho tiempo, la urgencia de dar con un lugar dónde desarrollarnos como civilización y como especie es cada vez mayor.

Por ello, estamos enviando un mensaje, siempre en una frecuencia distinta y con sucesivas variaciones para facilitar su comprensión, a todas las evidencias de civilizaciones intergalácticas que hemos detectado. En vuestro caso, son ondas que se traducen en lo que en una de las formas de vuestra comunicación más extendidas: vosotros lo llamáis texto. Debido a nuestra situación y a nuestra falta de experiencia en comunicación con vuestra civilización, si no obtenemos una respuesta seguiremos insistiendo emitiendo nuestros mensajes durante vuestra próxima vuelta al sol, con una frecuencia de tres periodos larianos. Para vosotros significa que recibiréis un mensaje cada 24 horas durante 365 días. Después de ese tiempo, nuestra posición quedará fuera de nuestro alcance.

Emitimos a continuación el código para construir un dispositivo que os permitirá comunicaros con nosotros en tiempo real. Y si disponéis de tecnología desconocida para nosotros nos gustaría dominarla para mandar nuestro mensaje de tantas formas como sea posible.

Nos despedimos con una muestra de respeto de todos los Seres Oscar.

Una propuesta de Àngela Maria y la simétrica a esta.

 

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300- Elige tu propia aventura

1) Te llamas Oscar Arenas Larios y acabas de perder tu puesto de redactor creativo becario en una multinacional. Tienes que encontrar algo que te permita comer.

Si decides ir al bar a emborracharte para lamentar tus penas pasa al párrafo 2).

Si prefieres llamar a tus contactos para pedirles ayuda pasa al párrafo 3).

Si quieres pensar formas distintas de hacer que te contraten pasa al párrafo 4).

2) Te sientas en la terraza y empiezas a pedir una caña detrás de otra. Igual que el conductor que tres calles más allá ha subido borracho a su coche. Pierde el control del vehículo y se estampa contra la terraza. Mueres. Al menos eres una boca menos que alimentar.

FIN

3) Tienes un cierto número de contactos que trabaste mientras estudiabas tu licenciatura en publicidad. Al cabo de unos días quedas para comer con un profesor tuyo de la universidad que es director creativo en otra agencia multinacional. Le comentas tu situación, le pides consejo para entrar en una agencia «como la suya». Te dice que probablemente seas demasiado joven, pero que puede ofrecerte un contrato de formación parecido al que tenías.

Si decides aceptarlo pasa al párrafo 5).

Si no lo aceptas, vuelve al párrafo 6).

4) Dudas  sobre qué tipo de acción prefieres. A tu juicio lo importante es conseguir impacto, pero por supuesto, trabajar tu marca online es muy importante aunque, evidentemente mucho más laborioso. Enciendes tu ordenador… ¿Qué haces?

Si haces una campaña de marketing directo para llevar a las agencias, pasa al párrafo 7).

Si prefieres labrarte una presencia en la red con una estrategia sólida ve al párrafo 8).

5) Aceptas. Trabajas duro, ganas un par de concursos con tu equipo ahí y media docena de premios menores. Sin embargo, se termina el convenio otra vez.

Pasa al párrafo 1).

6) Sigues estudiando el máster que cursabas. Terminas el trabajo final y te conviertes en un experto en creatividad… en paro. Te fichan para dar un pequeño seminario sobre creatividad publicitaria para alumnos de otras especialidades. De ahí vas saltando de curso en curso hasta consolidarte como profesor de creatividad. Llegas a doctorarte con una tesis sobre el proceso creativo en las agencias. Con los años te das cuenta de que no solo no has ejercido en tu vida, sino que te estás volviendo un amargado que envidia a tus alumnos que, aunque no sean buenos, aún no han tirado la toalla.

FIN

7) Construyes dos marioneta de ti mismo relativamente funcionales. Al apretarles la cabeza, sacan la lengua y en ella está anotado tu número de teléfono. Te cuesta varios días y más de 70 euros en material, sin contar todo lo que te han dejado tus amigos y familiares.

Si quieres mandar ya las marionetas, pasa al párrafo 9).

Si prefieres pensar en otra cosa, pasa al párrafo 8).

8) Se te ocurre abrir un blog que sirva directamente para evidenciar tu habilidad escribiendo. Y piensas que rehacer cada día lo mismo de una forma distinta sería una buena forma de demostrarlo. Será duro pero será un proceso de lo más divertido. Además, te va como anillo al dedo porque, por supuesto, el texto que has elegido es tu carta de presentación.

Si quieres seguir pensando por si puede mejorarse, pasa al párrafo 11).

Si crees que la idea está bien así, pasa al párrafo 10).

FIN

9) Grabas un case y mandas las dos marionetas por mensajería a dos agencias de capital independiente. Consigues 3000 visitas en YouTube, dos entrevistas, pero… sigues en paro. En el avión con destino a Brasil lamentas no llevarte las marionetas contigo. Al final les habías cogido cariño.

FIN

10)  Abres el blog y escribes cartas día tras día. Te inspiras en Raymond Queneau y Joan-Lluís Lluís. Pasas por la red sin pena ni gloria. Pero consigues dos entrevistas y tu antiguo trabajo se replantea ficharte al ganar un cliente. Vuelves con un contrato de prueba y  al cabo de cuatro meses, te afecta un ERE.

Pasa al párrafo 1)

11) Se te ocurre que lo mejor sería que la gente pudiera hacerte propuestas de estilo a las que adaptar tus cartas. Sin duda es la mejor forma de demostrar tu habilidad.

FIN

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294- Jean Pierre Jeunet*

El 6 de julio de 2013 un estudiante de biología de Montpellier con la cara cubierta de acné compra el Exercices de style de Raymond Queneau. A la misma hora en que el dependiente de la librería entrega el cambio al estudiante, en Cadaqués, Joan Lluís Lluís saborea una deliciosa tableta de chocolate 70% cacao sin sospechar que en Barcelona, un tipo acaba de abrir un blog con el objetivo de arrebatarle el récord de ejercicios de estilo que este le había arrebatado previamente al difunto Queneau.

Se trata de Oscar Arenas Larios, un redactor creativo en paro.

Oscar ama la crema del café solo de su cafetera expreso de segunda mano y en su mundo las palabras suenan como en una canción neomelódica italiana. Seguramente el trauma producido en su infancia al descubrir que su amigo invisible era irreal lo hizo refugiarse en la literatura, un mundo dónde sí estaba bien visto hablar de cosas que no existen.

Obligado por sus padres a perseguir una vida de provecho, Oscar estudió publicidad, una ocupación que le obligaba a dejar de lado sus mundos inexistentes para enfrentarse a una dura realidad formada por grupos de trabajo, arbitrariedades docentes y, lo peor de todo, cafés de máquina debido a temperaturas sobrehumanas, perdían la crema enseguida. Continuó su andadura estudiando un máster mientras trabajaba en una agencia multinacional de nombre difícilmente pronunciable. Hipotecar horas de sueño y recurrir a todo tipo de estimulantes legales no sirvió de mucho, pues perdió el trabajo al cabo de un año y cuatro meses y dejó el máster sin terminar.

Ante esa tremenda decepción, Oscar decidió regresar a sus mundos irreales y usar su pasión para conseguir trabajo en una agencia de publicidad emulando a los señores Lluís y Queneau. Para demostrar la motivación que le invadía pese a su alta tendencia a lo irreal, Oscar abrió un blog en el que dar rienda suelta a sus ansias de fantasía escribiendo día tras día su carta de presentación bajo distintas premisas que le sugerían amigos invisibles a través de la red.

El 25 de abril de 2014, un estudiante alemán perdía 294 € en una timba de póker en Lloret de Mar. En el preciso instante que uno de sus compañeros y contrincantes guardaba el último euro del bote, en Barcelona, un director creativo de otra agencia con un nombre impronunciable recibía una llamada a su extensión por parte de una secretaria con la que se enrolló en la última cena de Navidad comunicándole que un tal Oscar Arenas había llegado para entrevistarse con él. Mientras tanto, en México DF, una internauta trasnochada llega hasta el blog de Oscar, alcanza el ejemplar de Ejercicios de estilo que le trajo su novio de Montpellier y decide proponer una idea de carta a Oscar para comprobar hasta dónde llega su habilidad.

*Hoy se cumplen 13 años (¡cómo pasa el tiempo!) del estreno de Amélie, la obra maestra de Jean Pierre Jeunet. Lo curioso es que, imitándole, me he dado cuenta de que se corresponde a grandes rasgos con el estilo preciosista de Queneau

 

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287- Gabriel García Márquez*

El día que lo iban a contratar, el redactor Oscar Arenas Larios no miró al frente, a ese pelotón de americanas y tejanos sentado en una sala llena de las florituras del diseño. El día que lo iban a contratar, Oscar Arenas Larios miró hacia atrás. Hacia las 287 cartas que nunca llegaron a su destino y a las 78 que no escribió jamás.

El febril e insidioso interrogatorio al que fue sometido no quebrantó su terca obstinación. No confesó sus pasantías y negó sus licenciaturas y maestrías. Porque aquella no era su vida. Él no era aquel mancebo imberbe que un día soñó con ser vocero de esperanzas y cachivaches. Quienes conocían su pasado sabían que lograría lo que se propusiera aunque nadie entendiera de qué se trataba. Así que no hubo duelos ni se organizaron partidas de búsqueda cuando, simplemente lo perdieron de vista en un aguacero de verano. Jamás regresó a su pueblo.

Luego sobrevinieron los tiempos de la guerra y sus miserias, y nadie sabe muy bien cómo, pero los ímpetus de Oscar produjeron decenas de cartas idénticas y con sutiles variaciones, a razón de una por día. Lo que parecía un entrenamiento absurdo, propio de las historias sincopadas de las moviolas del kinetoscopio, fue en realidad lo que llevó a que aquellos poderosos asociados con despacho en la ciudad se fijaran en él.

Antes de cumplirse un año de su desaparición, con los chiquillos aún andando descalzos por el lodo y los vientres hinchados, Oscar llegó a la ciudad con una barba crecida y poblada. Y entonces sí, capituló con los liberales y se dispuso a firmar un contrato para comerciar con su talento.

¿Están plenamente convencidos? ¿No quieren ponerme a prueba? ¿No desean estar seguros de mi capacidad de escribir lo que  ustedes quieran? preguntó al pelotón de americanas y tejanos.

No.

Dudó. Y sobre aquel instante de duda floreció otro.

¿Y, podemos hablar de mis responsabilidades? ¿Qué tipo de campañas haré?

Mierda.

*En homenaje a Gabriel García Márquez, fallecido ayer.

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271- Terenci Moix*

Con las nubes vestidas de luto, tras los agrietados cristales de la agencia y bajo el polvo que se posa sobre las ideas suntuosamente adulteradas, su vida transcurrió un año y cuatro meses muriendo a cada instante.

En un recóndito lugar de esa necrópolis, entre los escombros y los sudarios de los briefings ajenos, el viajero se abre paso. Ante sus ojos, la tierra del talento colonizada por los juegos de bastardías de la mediocridad. Su nombre, Oscar. Sus apellidos, Arenas Larios. No lo avala linaje alguno. Ninguna dinastía haría el más mínimo gesto por reconocerle. Su historia es la misma que la de miles de jóvenes inmolados a la precariedad. Su rostro no es más que el de otros muchos y sin embargo su posado respira la majestad de unos pocos.

Su semblante es el de los que, por no tener nada que perder ante algún revoltijo de patanes impúdicos, agotarán su último aliento enzarzados en la batalla de las palabras. El desprecio y la envidia rasgarán sus máximas, pero él no se permitirá ningún titubeo en sus cantos, pues siempre serán el mismo: el suyo, recitado y callado, escrito y reescrito, durante toda una vuelta al dios Ra.

Trae consigo los laureles podridos y los pergaminos de la aciaga ciencia que un día le hundirá en la depresión pero que hoy contiene su futuro. Un futuro con el que el que pretende iluminar las oscuras grutas corporativas dónde se amañan los embustes del becariado. Tras el abandono de los dioses solo la motivación y las ganas de experimentar quedaran como plañideras de su muerte en vida. Y llegará un día en que el Sol pondrá fin al imperio de la noche y la identidad de Oscar diluida en otras 365 habrá tornado el silencio del ya te llamaremos en un torrente de locuaces ideas. Tal vez la locura del poeta la calmen las palabras del soñador.

Su mirada preguntará. Sus dedos escribirán. Solo faltará que tu voz responda.

*Hoy se cumplen 10 años de la muerte de Terenci Moix y de su característica prosa preciosita llena de lirismo.

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270- Manuel de Pedrolo*

El cregresivo

Nadie lo cree, soy plenamente consciente de ello. Parece una historia, una fruslería, un pretexto para ganar tu próximo Cannes o generar expectación interesada en la red. Pero el caso es que yo fui uno de los mejores directores creativos del mundo. He firmado piezas de extraordinaria beldad, tengo varios másters, había ganado premios… Tú eres mi última esperanza y esta es mi historia.

Después de una prolongada permanencia en una boutique creativa, ay de mí, perdimos una cuenta importante y la dirección pedía responsabilidades. Con mis circunstancias, yo fui una cabeza de turco fácil de señalar, pues ya me quedaban pocos años en el negocio. Mientras discaba el número de casa para comunicárselo a mi mujer, me dije que toda mi motivación debía centrarse en mantenerme joven y seguir unos años más en el negocio… Y desconozco si existe un vinculo entre mi deseo y mi incompresible fato, pero aquí estoy: francamente irreconocible, pero sin flaquear en mi empeño.

Me volvió a crecer el pelo. De repente, un día, si lograba arrinconar a una chica alguna noche de copas, me sentía capaz de satisfacerla y hasta de preñarla. Con el paso de los meses, hasta lo logré. Dejó de dolerme el pecho y fui recuperando la postura erguida que me habían arrebatado los años de oficina.

Encontré trabajo en una multinacional como redactor creativo… Pero cada vez confiaban menos en mí e iba perdiendo condiciones laborales, con la excusa de unos supuestos recortes. De repente, mi mujer falleció y en su funeral me di cuenta de que mí familia ya no lo era. Era un extraño para ellos, algo monstruoso e inconfesable. Dejé el trabajo después de un año y cuatro meses y me mudé con la garganta atada por el llanto que yo no me permitía. Busqué suerte en una ciudad para mí forastera. No cedí al ansia, a la angustia, aunque encontrar un empleo era cada vez más difícil. Me veían joven y un book  con tantos premios presentado por una cara sin arrugas parecía una provocación. Entonces reparé en el prejuicio con el que yo también había anorreado unánimemente a tantos jóvenes: que la edad afecta al talento.

Ahora me presento como Oscar Arenas Larios, pues es la identidad que he conseguido para no despertar sospechas de nadie. Por lo visto, Oscar tiene una experiencia similar a la que, por mi aspecto, me echarías ahora. Soy alguien mendigando un trabajo para no terminar a sol y serena en este país de locos. Pero en realidad, solo soy el mismo becario que un día fuiste. Y soy el mismo director creativo que un día tuviste. Teniendo en cuenta esta circunstancia, seguro que puedo escribir algo que se adecúe a tus preferencias… antes de tener que volver estudiar publicidad.

*Si uno de mis escritores favoritos, Manuel de Pedrolo, siguiera vivo, hoy habría cumplido 96 años. Homenajearle e imitarle me sirve para usar El regressiu, un relato que firmaba en 1975. El viejo que rejuvenece puede que nos recuerde a El curioso caso de Benjamin Button de Francis Scott Fitzgerald, de 1922 y adaptado al cine hace unos años. Sin embargo, en la historia de Pedrolo, un hombre mayor rejuvenece y vuelve a vivir su madurez y juventud. Por ello, me sirve para reivindicar algo que, al parecer, debe olvidarse con la edad: que los jóvenes también valemos.

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253- Cazador de cocodrilos*

Hola,

Soy Oscar Arenas Larios, y esto es el Cazador de Puestos Creativos. Eso que veis ahí detrás es un formidable ejemplar de puesto de trabajo y me dispongo a capturarlo con mis propias manos. Es importante no hacer ruido ya que la precariedad del entorno ha hecho que estos puestos estén en peligro de extinción y los ha vuelto muy pero que muy susceptibles.

Mirad, qué maravilla. Es una posición de redactor creativo en una agencia de publicidad. Hemos intentado cazar alguno como estos a lo largo de los 253 programas que llevamos. Siempre hemos probado con métodos diferentes, porque estamos ante criaturas caprichosas y muy astutas. Fijaos, si ahora le tiro este book, ¿qué hará? ¡Hop! Lo olisquea y, sí,  se mea en él. Es una reacción bastante común,  de territorialidad. A destacar que la orina de las opiniones de las especies publicitarias es muy corrosiva, ácida… puede producir úlceras importantes que dejarán cicatrices de por vida.

Por eso y por otros peligros que entrañan, es importante pillarlos desprevenidos. Nada de intentarlos cazar con másters, licenciaturas o incluso con experiencias en agencia. Eso es garantía de que se meen o incluso de que nos ataquen: ya sea por que el book es malo, por falta de experiencia…

Hay que desarrollar trampas complejas, basadas en la motivación y siempre probando cosas nuevas. Eso es muy importante y muy peligroso. La clave es analizar cada especímen, ver lo que le gusta, entenderlo y dárselo. Por eso, voy  a tratar de acercarme más… ¡Seguidme!

*En memoria de Steve Irwin, el tipo que mezcló los documentales con el circo y el sensacionalismo, muriendo en uno de sus intentos.

Una propuesta de Bàrbara Nicolau

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