Todo era mentira. Desde mi identidad a mis objetivos… No importa quién soy, si soy Oscar Arenas o si soy redactor creativo. Su vida es una excusa para hacer lo único que es cierto en esta historia: pedir trabajo cada día de una forma distinta durante un año. Si Oscar se ha licenciado, está estudiando un máster, ha trabajado o trabaja… Me da exactamente igual.
Oscar era un pretexto, un testaferro para arrebatar el récord de ejercicios de estilo a Joan-Lluís Lluís. Quedaría muy feo haber publicado el proyecto con esa intención descarada. Y si además tenemos en cuenta que un día Joan-Lluís me robó el bocadillo cuando éramos pequeños, podría haberse entendido que era mi rencor quién escribía. Así que inventé una historia plausible, la de Oscar, un joven parado más y en un sector en el que también hay muchos profesionales sin trabajo. Facilón, lo sé. Yo solo quería el récord y ya está. Me da igual el trabajo. Yo ya tengo uno.
No tengo nada más que añadir. Si creé un book, son todo piezas falsas para simular una determinada carrera en una determinada agencia. Punto. No quiero hacer entrevistas porque ya estoy bien como estoy. De verdad. Y dejad de asediarme con las propuestas. Ya tengo el récord es lo que quería y no las necesito.
Venga, ya lo he dicho.
*Todo sale de la premisa de… ¿y si todo lo que he dicho hasta el momento fuera mentira? No me he podido resistir a decir que todo esto era una farsa… justo el día en que empiezo a trabajar gracias a estas cartas.
Una propuesta de David Del Blanco