Seguro que ya ni te acuerdas de un tal Oscar Arenas al que te tiraste un día después del trabajo. Fue un año y pico lleno de miraditas y pies jugando bajo las mesas de reunión. Pero claro, no debes acordarte porque yo tampoco pienso en ti… En absoluto. ¿Quién va a pensar en ese copy con gafas que estudiaba un máster rarísimo? Ahora solo soy un perfil de Facebook con el que te topas de vez en cuando.
Te pusieron muy fácil el olvido. Tú y la agencia me dijisteis lo mismo: que no podíais contar conmigo. De ese despecho, en el fondo, nació este proyecto. Escribo cada día una carta para buscar trabajo diciendo lo mismo pero de una forma distinta y escribo cada día una carta de desamor con cosas diferentes de la misma forma. Llevo exactamente las mismas: 229 de cada. Sin embargo, las cartas para pedir trabajo se publican y las cartas de desamor se almacenan automáticamente en tu papelera de reciclaje.
Después de licenciarme en Publicidad, tocaba graduar mis expectativas doctorándome en Fracasos. Que no es lo mismo hacerse mayor que crecer. Así que aprendí todo lo que sé trabajando junto a ti y obtuve el título con honores. Un solo no convalidó todas y cada una de las asignaturas que me faltaban. De repente, con el certificado bajo el brazo izquierdo, muy cerca del corazón, me sentía más viejo aunque, siguen diciéndome que soy demasiado joven. Habrá que fracasar de nuevo. Me sobran motivos y me faltan sitios en los que hacerlo.
Dicho esto… ¿te apetecería quedar para tomarnos un café? El último que me bebí junto a ti me sentó horriblemente mal y me encantaría quitarme ese sabor contándote lo que he estado haciendo últimamente. Y ya que, en el fondo, creo que siempre estuve enamorado de tus ideas, me gustaría escuchar cómo tu imaginación me enseña a convertir un no en un sí.
Hasta pronto.
Una propuesta de @LaMuy