Mi nombre es Oscar (del sajón Osgar) siendo mis apellidos Arenas, rama cordobesa, por parte de padre, y Larios, rama almeriense, por parte de madre. Mi profesión hasta hace 3 meses y 3 días era la de redactor creativo de publicidad. Es decir, en el sector de profesionales dedicados a la comunicación de las marcas con sus públicos, me especializaba en la conceptualización de ideas y dentro en esta especialidad, era del subgrupo dedicado a cuidar el lenguaje escrito o hablado. 16 días después de quedarme en esa situación de desempleo, inicié una sucesión limitada de cartas de presentación para lograr un puesto de trabajo estable con unas atribuciones similares al anterior. Dichas cartas contienen datos sobre mi formación académica y las razones por las que un director creativo debería contratarme, pero lo hacen cada una en un estilo formal distinto. En el momento de escribir esta frase me hallo en la transición de las 79 a las 80 cartas. En el primer párrafo de la octogésima carta, en concreto.
Después de 7 semestres de formación académica teórica en el campus de la UAB, con clases magistrales, prácticas autónomas y pruebas de conocimiento en porcentajes variables según el plan de estudios vigente, conseguí una licenciatura en Publicidad (que no graduado). Así mismo, el siguiente curso después de su obtención, realicé la parte teórica de un máster y en el momento de escribir estas líneas me hallo en los inicios del trabajo final que me permitirá conseguir la titulación completa. El octavo semestre de la licenciatura correspondió a unas prácticas en empresa que terminaron alargándose hasta un año y cuatro meses después, con lo que adquirí numerosas horas de estancia en una agencia multinacional. El hecho de haber nacido en los últimos días del año 1990 me clasifica como joven, con lo que puede parecer que mi experiencia no sea significativa. Sin embargo, mis elevadas puntuaciones en pruebas psicotécnicas de motivación y autoconfianza (en el percentil 70) permiten deducir una preferencia por los retos, concretamente hacia aquello que sobrepase ligeramente mis capacidades para proporcionarme un nivel óptimo de dificultad que me mantenga alerta, sin llegar a sobrepasarme.
Lo ideal en cuanto a nuestra posible futura relación laboral seria concertar una coincidencia en el espacio-tiempo para contrastar mi experiencia pasada, en las seis mejores campañas que han salido de mi mente y que cuentan con mis palabras. Sin embargo, una buena estadística no permite inferir buenos resultados en un futuro a medio plazo, por lo que me ofrezco a demostrar mi talento en el futuro aceptando una propuesta de estilo para mis cartas para pedir trabajo.
Una propuesta de Bàrbara Nicolau y ya realizada por Queneau.