Habiendo estudiado durante un lustro
un joven se hallaba sin trabajo
y con su experiencia no le parecía justo
seguir en el paro sin estar contratado.
Quería el joven ser redactor creativo
y buscando trabajo en publicidad
se embarcó en tamaña temeridad
que todo el mundo lo tildó de altivo
Escribiría su carta de presentación
a diario y durante un año
siempre con alguna variación
para distinguirla del rebaño.
Experimentando y sin darse por vencido,
contradijo a las habladurías
y las convirtió cartas para su objetivo,
descubriendo una gran sabiduría:
Si además de parecer bueno, lo intentas ser,
no habrá reto tan grande que no puedas vencer.
*A mi nunca me han contado una así, pero dice la Wikipedia que las fábulas clásicas son en verso. Y yo a callar y a rimar.
(Una propuesta de Eduard Pelegrí)