Apreciado señor
Le escribo con la intención de comunicarle que, en contra de lo que no deja de afirmar por correo electrónico, no me llamo Oscar Arenas Larios ni soy redactor creativo. Yo me ofrezco como celador aún en activo y mi formación solo es útil en una residencia y no en una agencia.
Ademas no tengo ningún máster. Lo más parecido con lo que cuento en mi haber a un «máster en psicocreatividad» es a Pipo, mi hámster, además de un curso de micoreactividad, sobre detección de los síntomas de las intoxicaciones por setas venenosas. Soy aficionado a ir a buscar bolets y en eso y en mi trabajo tengo mucho más que un simple año de experiencia, así que no, no soy demasiado joven. De hecho, me está confundiendo con un chaval que no tiene ni 25 años, yo sí los tengo, pero al revés: voy por los 52. Por mucho que, a mi edad, empiece a faltarme la motivación en mi trabajo, seguramente ya tengo más experiencia que usted en el suyo.
No quiero asistir a ninguna entrevista. Lo más parecido a un book que tengo a mano es un libro de Robin Cook que estoy leyendo. Y si no deja de insistir en que le escriba una carta con un estilo distinto para mañana, lo haré pero si me lo permite, lo haré imitando el texto de una denuncia por acoso. Con llamada a la policía incluída.
Déjeme en paz.