Adiós,
Empiezo despidiéndome porque no merezco que me sigas leyendo. No merezco ni que un correo mío entre en la carpeta de spam del servidor de tu agencia. No quiero que sepas me llamo Oscar Arenas Larios ni que jamás debería haber sido redactor creativo. Aunque podría parecer que busco trabajo por el hecho de haber escrito 43 cartas en mi camino de llegar a las 365… no es así. Es una penitencia que me he impuesto para resarcirme de mis escandalosas faltas de ortografía y para poner en evidencia mi patética habilidad de encadenar palabras. Si tuviera la habilidad de escribir como una persona (y no como un mono frente a un teclado) no tendría porqué entrenarme con tanto ahínco.
Reniego de mi carrera y de mis estudios, ¿para qué me va a servir la licenciatura en publicidad si la mayoría de grandes no han estudiado publicidad? Además, ahora resulta que si te licencias joven nadie quiere gente con poca experiencia. Y tú tampoco, así que ignorarme es la forma más fácil de evitar montar un número con esto.
No me entrevistes, porque lo que he hecho y lo que soy ya no se puede cambiar. Y de lo que puedo hacer, mejor no hablemos, ya verás que tampoco sería capaz de cumplir tus instrucciones… Si quieres probar a proponerme una carta, tampoco puedo prohibírtelo porque no tengo ningún tipo de autoridad, pero no te lo recomiendo, porque puede que desees arrancarte los ojos después.
Siento haberte hecho perder el tiempo.
(Otra propuesta de Marc Cartanyà)