Apreciado,
Soy Oscar Arenas Larios y si por casualidad conoces mi faceta de redactor creativo, olvídala inmediatamente. Hace algo más de un mes inicié una campaña para encontrar trabajo llamada 365 formas de pedir trabajo. Seguro que no te importa, pero consiste en escribir una carta de presentación diaria, siempre con un estilo nuevo. Reconozco que este experimento puede inducir a error, así que te escribo para atajarlo: quiero pedirte explícitamente que no me contrates bajo ningún concepto. Argumentos no faltan: mi campaña es el colmo de la redundancia, ¿qué clase de alocado romántico se embarca en un proyecto así? Ya sabemos que la creatividad es probar cosas nuevas, claro, pero no es de recibo perder el tiempo en 37 variaciones de lo mismo: en una agencia hay plazos que cumplir. Unos plazos que no contemplan para nada la posibilidad de llegar a escribir algo en 365 estilos. Puede ser un record anecdótico, un ejemplo de superación de no sé sabe qué, pero el hecho es que, en este negocio, nadie ha hecho nada parecido, lo cual ya permite entrever que esto no va a ninguna parte.
Por si fuera poco, tengo el requisito básico para ser un Don Nadie en publicidad: tener la licenciatura en publicidad. Todo el mundo sabe que los grandes no acostumbran a terminar sus estudios y que, a veces, ni tan siquiera provienen del campo al que se dedican. No hace falta que te ponga ejemplos porque los hay a patadas. Eso sí, por desgracia, el contraejemplo perfecto soy yo: un publicitario común, que encima va y cursa un máster que mezcla psicología y creatividad como si no hubiera suficiente gente especializada en cada cosa por separado. Uy sí, y ya no hablo de experiencia, que aquí todo el mundo tiene, con lo fácil que está ser becario, hay que ser muy tonto para no conseguir alguna plaza. Eso sí, hay que ser mucho más tonto para entrar de becario y terminar quedándote casi un año y medio.
Mejor ni me entrevistes. Si yo mismo lo digo: lo que te puede contar mi book no sirve de nada, que lo que importa es mi capacidad para hacer lo que me pida un director creativo como tú. Y realmente aún no me has pedido nada. Así que, yo lo siento, pero soy incapaz de estar sin hacer nada creativamente hablando. Fallo garrafal por mi parte, lo reconozco. De verdad, ni se te ocurra proponerme un estilo de carta para solucionar esto porque a lo mejor terminas cayéndote de la silla.
En serio, no pierdas más el tiempo.