Presento mis respetos ante su creativa excelencia.
Mis padres, José Miguel, hijo mediano de los Arenas, y Rosa María, hija mayor de los Larios, tuvieron a bien de bautizarme cristianamente como Oscar. Con este linaje acudo ante su excelencia al hallarme desesperado por no encontrar un menester creativo al que dedicar las horas de mis días y porque deseo con toda la voluntad de mi ser llevar a cabo mi cometido en una agencia de publicidad. Espoleado por ese afán ya he escrito la humilde cifra de 2 cartas de presentación. Y juro ante quien profeséis vuestra más profunda devoción que seguiré haciéndolo día tras día de forma distinta para demostrar que puedo enfrentarme a cuantas lides me arroje el ejercicio de esta profesión.
En cuanto a mis méritos puedo decir que completé una licenciatura en las nobles artes de la Publicidad 2012 años después de que nuestros cronistas tuvieran a bien situar el inicio de nuestra era. Además, me hallo en los últimos suspiros de una maestría para especializarme en arcanos saberes y cuento en mi haber con más de doce lunas de experiencia en una agencia de publicidad. Hay quien duda de mí al conocer mi corta edad. Sin embargo, precisamente el escaso tiempo transcurrido entre mi nacimiento y este momento en el que su excelencia lee esta carta, es lo que me da energía para combatir la falta de experiencia con la osadía de un loco y la constancia de un sabio.
Si contara con el inmenso privilegio de una audiencia con su excelencia, podría demostrar mis credenciales como pensador y escribiente de publicidad. Sin embargo, lo que realmente me coronará con los laureles de la gloria es ser capaz de acometer todos y cada uno de los retos que me encomendéis trabajando bajo vuestras órdenes, por lo que quedo a vuestra disposición para enfrentarme a una nueva forma de escribir esta breve misiva.
Agradecido por la concesión de vuestro tiempo y vuestra dedicación a mis suplicantes palabras.
(estilo propuesto por Bàrbara Nicolau y… Mr. WordPress)