¡Hola adverfans!
A parte de ser Oscar Arenas Larios, hoy soy la persona más feliz de la tierra, de verdad, no os lo vais a creer: ayer fue el mejor día de mi vida. Porque le conocí, aunque yo ya lo conocía: ¡¡Lo sé todo de él!! Pero, quiero decir que lo vi en persona, frente a frente… ¡que lo toqué!
Sí, adverfans, al que ha hecho posible que al que me motivó a publicar en la red y al que con todo lo que hace, inspira mi día a día, y al que ha hecho que nos conozcamos todos los advefans… Ay que me emociono…
Resulta que buscaba un redactor creativo. A mí me da igual el puesto si es para estar a su lado. La gente no lo entiende porque no pueden ver que mi vida gira entorno a él. Pero a mí me da igual, su presencia es lo único que necesito para motivarme y vosotros ya sabéis, adverfans, que si nos ofrecen dieciséis horas al día y sin cobrar, da igual: todo sea por verlo cinco minutos al día.
Total, que le mandé mi book, casi de perdidos al río, porque la esperanza es lo último que pierde un adverfan. ¡¡Y me dijeron que querían entrevistarme!! Resulta que yo tenía una cierta experiencia, de un año y a parte la carrera y el máster, así que me llamaron para entrevistarme. ¡¡Qué nervios, adverfans!! Claro, no me llamó ÉL personalmente, pero sí me dijeron que me iba a entrevistar… Me temblaban las piernas, estuve un día entero tartamudeando y una semana sin escribir… madre mía.
Entonces me digo… tengo que hacer lo que sea para impresionarle, claro. Y empecé a escribir una carta de presentación, y luego, otra, y otra y otra… Quería llegar a las 365 para pedirle «un año a su lado» o algo así… pero me quedé en 222 porque después de varias horas sin dormir y con taquicardias, pues ya era hora de ducharse e ir a la entrevista.
¿Y cómo fue la entrevista, diréis? Pues casi me desmayo. No me lo podía creer: él y yo solos en una sala y escuchando lo que yo decía. Si es que era capaz de decir algo… Recuerdo que me dijo que me veía muy joven y yo le dije que sería capaz de hacer lo que fuera para trabajar con él y compensar eso. Que podía demostrárselo y tal…
Bueno, si después no me fue bien la entrevista, eso es otra cosa, pero lo vi, le estreché la mano y estuvimos hablando un buen rato. Ya me puedo morir.
Una propuesta de Cristina Vila