Estamos ante unas Arenas que, al sedimentar sobre estos Larios dan lugar a formaciones minerales de lo más distintas y genuinas: los redactolitos. Parece que se trata de estructuras con una formación en publicidad muy sólida, aunque de muy fácil oxidación si surgen fuera de la colada de un máster.
Gracias a sus matices cromáticos y a su potencial metamórfico, estas rocas resisten bien las altas presiones y la erosión meteorológica en agencia. Aún en un entorno con variaciones constantes, los redactolitos encuentran estabilidad pese a los seísmos, adaptándose con distintas configuraciones a todo tipo de movimientos tectónicos y corrimientos de tierra.
Esta combinación mineral mantiene su integridad debido a su abundante contenido en materia procedente de composiciones telúricas. Además, su maleabilidad, equiparable a la de las arcillas, evita la aparición de grietas y sesgos. Experimentar con estas fascinantes rocas puede dar lugar a una auténtica erupción de creatividad ya que, pese a cristalizar habitualmente en lugares salobres y con espacio con cortezas claras y transparentes, si las condiciones lo favorecen, también pueden formar complicadísimas dendritas conceptuales e incluso encauzar férreamente elevados caudales de ideas.
Su magnetismo repele a las aglomeraciones de licenciados de arenisca gracias a mecanismos como la diferenciación de las estalactitas y las estalagmitas. De corteza y trato árido pero de sustrato tremendamente fértil, su elevada acidez imposibilita la coexistencia con los fósiles y fomenta al aparición de piedras preciosas agregadas.
Para extraerlos en su integridad hay que someterlos a un concienzudo análisis para asegurar antes la viabilidad de la operación y minimizar su disolución. Si es posible replicar en laboratorio las condiciones del medio de los redactolitos se podrá poner de relieve su fantástica capacidad de adaptación.
*Una auténtica alegoría mineral llena de términos del ámbito de la geología.