A quién pueda leer esta carta,
Me llamo Oscar Arenas y servía como redactor creativo en en el carguero Ogilvy-1 en la ruta Barcelona-Cannes que naufragó en algún punto del Mediterráneo Occidental. Desconozco el destino de mis compañeros y de la carga, aunque parte de ella (botellas de diversa índole y material de oficina) ha terminado junto a mí en este islote en el que ya he pasado 330 días. Puedo llevar la cuenta exacta de mi aislamiento ya que cada día lanzo al mar un mensaje de socorro en una botella. Lo escribo siempre de una forma distinta y lo arrojo al agua desde un punto diferente de la costa, ya que no tengo forma de saber dónde me encuentro ni dónde llegará mi mensaje, si es que por ventura llega a algún sitio.
En esta situación de incomunicación forzosa, mis estudios, mi licenciatura, mi máster o mi experiencia a bordo sirven de poco. La supervivencia en este trozo de tierra es un milagro cotidiano y pronto solo tendré acceso a lo que pueda pescar. Confío en las palabras pues estaba acostumbrado a sustentarme con lo que escribía, y tengo fe en que las cartas que le escribo al mar me sacarán de aquí algún día… Mi única duda es si seguiré vivo para entonces. Pensaré en mi gran motivación para mirar al horizonte cada mañana: mis ganas de vivir de nuevo en sociedad, de trabajar y subsistir sin tener que disputarle mis alimentos a la naturaleza.
Si alguien sabe dónde me encuentro le agradeceré eternamente que dé a los servicios de salvamento creativo de la agencia más cercana las instrucciones oportunas para iniciar mi rescate. Por mi parte, me es imposible precisar mi localización. Yo solo puedo seguir escribiendo cartas de todas las formas posibles.
Gracias por leerme y ayudarme.
Una propuesta de Sonia del Olmo