Apuesta por este tipo. Se llama Oscar Arenas Larios, trabajaba como redactor creativo en la mesa de una agencia de publicidad pero se quedó fuera de la partida. Puede que no sea un pro del poker, pero sabe convertir las cartas que recibe en la nuts de la mesa. Cuela los faroles de forma increíble, siempre con un estilo o una excusa distinta. Ha jugado por lo menos 340 partidas y siempre está en todas las rondas. Es raro que pase y parece que haya venido aquí a regalar su dinero.

Lo bueno, es que si te fijas, aunque el dealer le sirve siempre manos parecidas, si él abre la ronda de apuestas, la mesa se calienta. Y también puede hacerlo igualando y superando las apuestas de los demás. Cuando llegue el momento, veo clarísimo lo que piensa hacer: hará saltar la banca con un all-in y ganará un bote que le hará olvidar que en algún momento de su vida estuvo en paro.

No sé demasiado sobre él, la verdad: un poker de años en publicidad, una pareja de postgrados y un draw de máster. Parece que se divierte con lo que hace, que opta por el show play y que, sin duda, no es el underdog o el fish de la mesa porque nadie sabe cómo cogerlo: puede que sea un maníaco o que, simplemente, juegue a la confusión.

Muchos han caído en su último overcall y ahora mismo está haciendo un pay-off. Podría llevar sus cartas pegadas en la frente y tener sus ideas escritas en neones detrás suyo y aún así, estaría confundiéndote igual. Siempre tiene un as en la manga, incluso con las odds en contra.

Hay mucho talento en juego… ¡Sube tu propuesta! Puede que él la vea y la supere.

Una propuesta de David Sarabia

Hola Oscar, ¿qué haces? No me estas contestando los WhatsApps y hace dos semanas que no te veo en Facebook. ¿Que te has dado de baja de Internet? A mí no me engañas, te lo han cortado… Bueno, no me apetece discutir contigo. Que te lo han cortado y punto, jijiji… Oye, ¿y qué haces? ¿Pidiendo trabajo? Ala, qué guay… Pero oye, si ya has escrito 300 cartas y no te han hecho puto ca… ¿Que son 339? Bueno, no te pongas así… ya sé que son todas distintas… Pero, no sé… Oye, me apetece un batido de fresa, ¿por qué no quedamos ahora mismo y nos tomamos uno? Bueno, si no tienes dinero, hacemos un simpa, que para eso se inventaron… Ya verás que si vamos a ese bar del camarero quemado le saco dos gintónics por la cara. Bueno, no por la cara, precisamente ijijiji, tú ya me entiendes… Ay, ¿sabes que te dejaste el título de licenciado en mi casa? ¿Recuerdas que me lo dejaste para falsificar el mío? Aunque esto mejor no decirlo por teléfono porque también tendrás que dejarme el del máster cuando lo termines, ya lo sabes, jijiji. ¿Que no falsifique los títulos? Bah, no te preocupes, no sirven de nada si te ven joven y sin experiencia… Prefiero esperarme a que me salgan patas de gallo y a parecer más seria… ¿Te pasa algo? ¿Vas corto de inspiración? ¿Estás chof? Que no me entere, yo, ¿eh? Ah, ya sé lo que te pasa… ¡El otro día tenías una entrevista y te haces el ofendido para que te pregunte cómo te fue! ¿A que sí, tontorrón? ¡Ves! ¡Me he acordado! ¿Que te dejaste el book en casa? No, cari, si lo tengo yo para ir a otra entrevista yo y darme aires, ¿sabes? Por cierto, ¡se me ha ocurrido una idea para tus cartas! ¿Oscar? ¿Oscar? ¿Estás ahí?

Una propuesta de Adrià Sánchez

*Básicamente, la Manic Pixie Dream Girl es un arquetipo cinematográfico femenino. Es naïve, despreocupada, superficial y parece puesta ahí para animar a un protagonista masculino algo fracasado.