—¿Sabe por qué estamos manteniendo esta charla?
—Bueno, yo solo soy un redactor creativo en paro…
—¿Conoce a Joan-Lluís Lluís?
—Bueno es un autor de Perpinyà. Me he basado y me he inspirado en una de sus obras.
—¿No ha dicho que está en paro?
—Digamos que trabajo buscando trabajo.
-¿Basándose en Lluís?
—Sí, correcto, escribo mis cartas para pedir trabajo, siempre de una forma distinta, él lo puso en práctica en un libro suyo. Llevo 304 y mi intención es alcanzar las 365.
—¿Su intención?
—No le entiendo.
—Vamos a ver. ¿Dónde estaba usted en junio de 2012?
—Pues hicimos el viaje de final de estudios de mi licenciatura en Publicidad… la verdad es que me cuesta recordarlo. También estaba trabajando. Pero, ¿puede decirme…?
—Aquí las preguntas las hago yo. ¿Qué hizo durante el curso 2012/13?
—Estudiar un máster.
—Y si tuviera que decir por que ha hecho sus acciones… ¿que diría?
—¿Cómo?
—¿Qué le ha impulsado a estudiar el máster a escribir todo eso…?
—Mi motivación. ¿Es que eso es delito?
—A ver, chaval, se han acabado las tonterías, no juegues conmigo. ¿Tienes antecedentes en agencia?
—¿Pero esto era una entrevista de trabajo? No me gusta este aire de interrogatorio… me largo.
—¡Tú te quedas! ¿Has trabajado en una agencia o no?
—Sí, un año y cuatro meses… Eso no es ningún crimen.
—No, pero esto de estar sin trabajar y hacer evidente el paro pronto lo será. ¿Reconoces esto?
—Sí es mi book.
—Muy bien, entonces estás acusado de talento creativo en grado de tentativa, con el agravante de reincidencia.
—No diré nada sin una propuesta de mi abogado.